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Por: Sebastián F. Chaparro Espinosa

Ex coordinador Casa de Casos, Fundación ProBono Colombia

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A lo largo de los 18 meses de trabajo en la Fundación, tuve la oportunidad de conocer  una realidad de la que muy pocos hablan en las facultades de Derecho: La dificultad que tienen las personas de escasos recursos para acceder a los servicios de un abogado en Colombia.

Adicionalmente, y esto gracias a las entrevistas que sostuve con varios clientes, existe una insatisfacción generalizada con las entidades y organizaciones que brindan apoyo legal a individuos en estado de vulnerabilidad.

En este orden de ideas, muchas de las personas que solicitan ayuda de ProBono Colombia lo hacen porque tienen dificultad para acceder a los servicios de un abogado, o se encuentran insatisfechos con la calidad de los servicios que les son brindados.

Ahora bien, gracias al posicionamiento que la Fundación ha adquirido durante sus ocho años de trabajo, cada vez son más las personas y organizaciones que buscan su intermediación para encontrar un abogado, llegando a recibir semanalmente entre 20 a 30 solicitudes de asistencia legal gratuita. Teniendo en cuenta lo anterior, cabe preguntarnos ¿cómo deben responder entonces, los abogados de las Firmas o Empresa que hacen parte de este proyecto, al aumento de casos pro bono y a la búsqueda de servicios de calidad?

  1. Entendiendo que buena parte de las necesidades jurídicas insatisfechas corresponden a casos individuales que implican representación judicial en las áreas de familia, laboral y penal: La realidad de nuestro país, a diferencia incluso de otros de la región, hace que buena parte de los casos pro bono tengan las características anteriormente descritas. Si bien, nos podemos sentir más cómodos llevando casos de impacto colectivo o casos de personas jurídicas, es importante no dejar de lado los casos en los que se encuentra la mayor demanda de nuestros servicios.
  2. Promover en las Firmas y Empresas miembro el principio de igualdad de trato entre el cliente pro bono y el cliente de pago: El cliente pro bono debe ser para la Firma o Empresa igual de importante al cliente de pago, toda vez que si bien adoptar un programa pro bono en la organización es de carácter voluntario, al tomar un caso surgen obligaciones entre los clientes y los abogados. Siendo así, no es de recibo que los que los abogados, por ejemplo, respondan más rápido  las consultas realizadas por los clientes de pago que las de los pro bono.
  3. Humanizar el ejercicio de la profesión comprendiendo que el cliente pro bono es un semejante al abogado que lo está atendiendo. En este sentido, al momento de tomar un caso pro bono, debe entenderse que el abogado cuenta con las herramientas para poder interactuar con la persona a quien va a ayudar.
  4. Entender que el cliente pro bono, no cuenta con los mismos conocimientos o capacidad económica del abogado que le presta el servicio, por lo que es necesario comprender que le puede resultar engorroso la búsqueda de documentos o conseguir el dinero para seguir adelante con su trámite o proceso, según sea el caso.
  5. Educar y participar en jornadas de promoción de la cultura pro bono, lo que no solamente incluye a abogados en formación sino además a los abogados recién ingresados a la Firma.
  6. Adquirir responsabilidad con los casos pro bono, los cuales no pueden quedar en el olvido si un abogado renuncia. Cabe entonces recordar que los casos son de la Firma o Empresa y que en ningún momento pueden descuidarse, al igual que los clientes de pago.
  7. Apoyar a la Fundación ProBono Colombia financiera y operativamente: Si bien la Fundación está disponible en todo momento para sus miembros, sus miembros deben estar también disponibles para ella en todo momento. La articulación de las áreas de recursos humanos y bienestar con la Fundación, resulta indispensable para permitir la promoción de eventos garantizando la promoción de la cultura pro bono y su estabilidad financiera.
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